Capítulo 14
Capítulo 14
-Señorita Nerea, por favor, apúrate, ya no queda mucho tiempo…
Javier hacía un último esfuerzo. Pero, de pronto, su celular empezó a sonar. ¡Dios mío, seguro que es el viejo llamando para echarle un sermón! Contestó la llamada, y después de unos segundos, el celular se le resbaló de la oreja. Tartamudeó, -Se… señor, acabamos de recibir una llamada de la policía, el señor Octavio ha tenido un accidente de tráfico en la Avenida de La Paz, el auto fue destruido, y él… ah, murió…
Al caer la frase, la sala de banquetes se alborotó de inmediato, todos miraban asustados y asombrados, no podian creer que la persona que acababan de ver frente a ellos ya no existiera.
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Solo Nerea cerró suavemente la botellita de medicina y sacó un pañuelo para empezar a limpiar sus dedos uno por uno. -Muy bien señor Roman, guarde esta loción y aplíquela todas las mañanas y noches.
Cuando le entregaba la botella al hombre, se cruzó con sus ojos, que se habian tornado en profundas pupilas ro
rojas después del breve contacto inicial. Miraba sus ojos complejos… probablemente ya lo había entendido, ese comportamiento extraño de hace un momento no solo no retrasó su oportunidad de heredar el puesto en el Grupo Dazz, sino que tambien le había salvado la vida. Ella era realmente inteligente.
-Amancio, se está haciendo tarde, debemos irnos. This is property © NôvelDrama.Org.
-¡Señorita Nerea!
Mientras Nerea se daba la vuelta para irse, Román intentó detenerla, pero solo consiguió arrebatarle el pañuelo de seda de su bolsillo. Nerea se volvió y le regaló una dulce sonrisa, -Hasta la próxima señor Roman.
Amancio, Miguel, y Nerea de Carris salieron del lugar, con Roman mirando la figura que se alejaba y se desvanecía, sosteniendo el pañuelo en su mano como si temiera que desapareciera como ella. Sujetaba fuerte el pañuelo, como si él pudiera sentir su calor que se había quedado allí.
Javier estuvo como atontado por un gran rato, y finalmente, con un alivio tardio, le dijo a Román, -Señor, gracias a Dios que no volvimos con el señor Octavio, de lo contrario… ¡La señorita Nerea quizás nos salvó la vida de alguna manera!
-¿Qué dijo hace un momento?
-¿Ah? ¿La señorita Nerea? dijo… ¿hasta la próxima?
Hasta la próxima.
Roman guardó el pañuelo con una leve sonrisa pasando por la esquina de sus labios.
Ya en el auto, Nerea fue asediada por Amancio y Miguel con preguntas.
-Nere, ¿no crees que nos debes una explicación con lo que pasó hoy?
Nerea intentó hacerse la tonta, -¿Qué cosas?
-¿Cuál fue tu verdadero motivo para venir hoy al Gran Torneo de Piedras Preciosas? ¿Cómo es que pudiste encontrar esa esmeralda con tonos violeta? ¿Por qué decidiste ayudar a Roman? ¿Desde cuándo lo conoces?
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-¡Basta!- Nerea no pudo soportarlo más y decidió decir la verdad, -Hace tres an
en la calle me estaban molestando cuando Roman me salvó. Estaba tan asustada que escapé y no fue
unos pandilleros hasta el dia de mi fiesta de mayoría de edad, cuando vi la cicatriz en su cuello, que recordé. Así que, sí, vinimos hoy al Gran Torneo de Piedras Preciosas para entregarle la medicina. Y sobre encontrar la esmeralda con tonos violeta, simplemente me topé con la piedra por casualidad y decidí ayudarlo por gratitud. Amancio, Miguel, no me odiarán por entregarle la joya a otra persona, ¿verdad?
-¡Claro que no!- Miguel negó con la cabeza. -Ya que él te salvó, es lógico que quieras ayudarlo. Sólo que…
Amancio tomó el relevo, -parece que tu relación con el no es tan simple. ¿Realmente fue sólo un encuentro casual?
Nerea miró a Amancio, quien tenia una expresión muy seria en su rostro, -¿Qué más podría ser?
-Aun cuando suene un poco absurdo, me parece que Miguel añadió pensativamente, -¿es posible que Roman esté interesado en ti?
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