Capítulo 381
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“Sé que… lo sé todo, ¿cómo podria culparte?”
Le servi un vaso de agua tibia, coloqué una pajita y se la ofreci a mi tia diciéndole Toma, bebe un poco de agua.”
Al caer la tarde, después de que mi tia se durmió, Isaac y yo finalmente nos fuimos. Planeabamos regresar a casa para duchamos y luego volver para pasar la noche velando. El médico dijo… que mi tia podria dejarnos en cualquier momento. En el camino, revisé las cuentas del hospital de mi tia. Habia transferido varios millones desde la cuenta de Isaac. Todo fue utilizado en intentos por usar nuevos medicamentos y métodos de tratamiento desarrollados en el extranjero, incluyendo dos cirugias realizadas por expertos de renombre internacional. No solo era costoso, sino que también requeria conexiones. Sin estas, mi tia probablemente no habría podido llegar a Navidad.
Isaac nunca habia mencionado nada de eso antes 2
Sentada en el asiento trasero, giré mi cabeza hacia el diciendo: “Isaac, gracias por todo lo de mi tia. El dinero… ahora mismo te lo transfiero.
El dinero de la venta de la casa ya habla sido depositado y era el suficiente para cubrir esa deuda.
Sus ojos se fijaron en mi y luego dijo. “Entre nosotros, no hace falta llevar la cuenta tan exacta.”
“Pero es necesario. Ya nos habiamos divorciado. No tenia sentido seguir gastando su dinero.
Isaac suspiró y me preguntó: “Es que ahora lo único que quieres es marcar distancias entre nosotros?
Justo cuando estaba abriendo la aplicación del banco en mi teléfono, sono el timbre. Era una llamada de Camilo
Isaac echó un vistazo y sus ojos se tiñeron de una leve imitación preguntándome: “¿Acabamos de separarnos esta tarde y ya te está llamando?”
“Isaac, agradezco tu ayuda con lo de mi tia, pero eso no te da derecho a interferir en mi vida privada
Levanté la voz con firmeza: “Deja de hacerme recordarte que ya estamos divorciados.”
El arrebató el teléfono de mis manos, colgó y se inclino hacia mi, presionándome contra el asiento de cuero, diciendo frlamente: “Si insistes en hablar de nuestro divorcio, entonces no me molestaría en recordarte…”
Otro tono de llamada urgente interrumpió sus palabras. Esa vez, era el hospital
No impidió que contestara, mi corazón se hundió, atendi y escuché: “Señora Montes, la señora Coral… ha fallecido.X
Mi mente se quedó en blanco. A pesar de estar preparada mentalmente, fue demasiado repentino. Como si me hubieran golpeado de frente con un puño Me quedé atónita durante mucho tiempo, sin poder reaccionar, Aunque esos últimos dias habia aclarado mi ascendencia, sabiendo que mi tía y yo no compartiamos lazos de sangre y quiénes eran mis verdaderos parientes. Pero en el fondo, todavía no podia hacer el cambio, y seguía considerando a mi tia como mi única familia
Isaac tomó el teléfono de mis manos, habló con la enfermera y luego ordenó al conductor: “Voltea, regresemos al hospital.”
Con la ayuda de Isaac y Leticia, se organizaron todos los preparativos para el funeral de mi tia. La última vez que visité la funeraria fue para despedir Ricardo. Esa vez, fue para despedir a mi tía. En tan solo seis meses, senti que había estado perdiendo constantemente. Perdiendo sin parar. Afortunadamente, estaba lo suficientemente ocupada, Nancy&Dorcy acababa de reanudar el trabajo después de las vacaciones de Navidad, y habla mucho por hacer
No queria distraer a Camilo, asi que aún no le había contado sobre el fallecimiento de mi tia, pensando en organizar todo rápidamente y luego regresar a Villa del Mar. Una colección de primavera que lanzamos antes de Navidad, usada por una celebridad en un reality show, se agoto tan pronto como salió a la venta. Lo cual impulsó las ventas de los otros modelos también, Nancy&Dorcy podría decirse que se hizo famoso de la noche a la mañana.
La noche antes de regresar a Villa del Mar, estaba empacando en casa cuando alguien tocó la puerta. Al abrir, vi a un hombre afuera vestido con una sudadera holgada y pantalones de chándal por instinto pensé que era Camilo. ¿Cómo
Me detuve a mitad de frase al levantar la vista y encontrarme con el rostro anguloso de Isaac. Inconscientemente apreté la manija de la puerta, con un sentimiento indescriptible en mi corazón diciéndole: “Isaac, no tienes que hacer esto