Capítulo 192
Capítulo 192
Helda bajó la mirada, sus ojos se llenaron de lágrimas. “Si ella realmente es Nayra, ¿me culpará por no haberla reconocido al principio?”
Lucas soltó un suspiro, luego miró a Renán, cuya mirada era profunda y seria. “Creo que ustedes dos están locos.”
Helda se quedó callada, apretando sus manos. “¿Es posible que lo que hemos aprendido de la ciencia no pueda explicar algunas cosas…?”
El celular de Lucas sonó, y se alejó para contestar la llamada.
No pude conseguir un taxi en la calle, de pronto escuché “te llevo.” Renán se acercó con su voz ronca ofreciéndose a llevarme.
Lo ignoré, en ese momento sólo queria regresar a la familia Linares, para ver a Kent.
Para decirle lo siento… Content protected by Nôv/el(D)rama.Org.
Parece que realmente lo habia olvidado.
Pero estaba haciendo un gran esfuerzo por recordar, por traer a la memoria todo lo que habiamos vivido juntos.
“Ainara…” Renán me vio intentando huir y me agarró de la muñeca. “¡Reacciona ya!”
“¡Sueltame!” Me zafé con fuerza del brazo de Renán, mis ojos destilaban–repulsión y odio.
Renán se quedó parado, mirándome durante un largo rato.
“Nayra… Finalmente consegui un taxi, y antes de subir, me llamó por Nayra.
“Nayra… ¿eres tú, verdad?” Renán se acercó rápidamente, golpeando la puerta del taxi.
Miré friamente al conductor. “Vámonos.”
Renán me siguió unos pasos, pero luego se quedó atrás, su figura se veia desolada.
“¡Nayra!” Renán gritó mi nombre. “Vuelve, te lo suplico…”
*Deja de fingir, ¿para quién es el show? ¿Acaso te crees que uno puede renacer asi como así? Estás loco, te lo digo, Nayra está muerta, ¡la mataste tú! Y a tu hijo también.” Helda seguia provocandolo. “¿Por qué no te mueres tú, Renán?”
*¿Crees que no he intentado morir?” Renán gritó de vuelta a Helda, con la voz temblorosa:
Los vi por el espejo retrovisor, alejándose hasta que sus voces se desvanecieron.
Esa tardía pasión valia menos que nada, y no tenia ningún interés en el arrepentimiento tardio de Renȧn.
Familia Linares.
Bajé del taxi en un frenesi, buscando a Kent por todos lados. “Kent…”
*¿Osvaldo no ha vuelto?” pregunté a Fidela con nerviosismo.
Fidela negó con la cabeza. “El joven no volverá hoy.”
De repente me entró pánico. ¿Seria porque hoy no comi los pastelitos y él se puso triste?
“Nicanor, ¿dónde está Kent…? Quiero verlo.” Llamé a Nicanor, seguro que él sabía.
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Capitulo 192
Nicanor guardó silencio, y después de un momento dijo: “Señora, mejor descanse temprano, deje que el joven tenga su espacio.”
“¡Quiero verlo!” Mi voz era firme.
Queria verlo…
Una voz en mi cabeza insistia en verlo, él te ha estado esperando mucho tiempo.
“Está bien, voy para allá a recogerla a la familia Linares.”
Nicanor llegó en veinte minutos, yo estaba esperando en la puerta, muy ansiosa.
Finalmente comprendí lo que era la espera, larga como años, cada segundo como un año….
Las emociones de las personas se magnifican durante la espera, la ansiedad, el pánico, el miedo…
En mi mente, repasaba una y otra vez el primer encuentro con Kent cuando éramos niños.
El vinculo que nosotros teníamos era muy fuerte.
De lo contrario, Omar no habria estado tan celoso de mi.
“¿A dónde fue Kent?” pregunté a Nicanor tan pronto como subi al auto.
“El joven tiene su propio escondite secreto, es una casa que compró con becas, premios de competencias, recompensas del señor Mateo y dinero que él mismo ganó. Dice que la familia Linares no es su hogar y que quiere tener uno propio, una promesa que le hizo a su amor.”
¿Se fue allí para evitarme?” pregunté, algo nerviosa.
“No es eso…” Nicanor vacilo antes de continuar. “El joven no solo tiene tendencias autodestructivas, también ha intentado suicidarse varias veces. Después de la muerte de la señorita Nayra, lo intentó muchas veces. Después… apareciste tú, todos pensamos que eras su salvación, que él mejoraría.”
Senti como si mi corazón recibiera un golpe certero.
“El dijo que, después de morir, se puede empezar de nuevo, que quería volver al lugar donde nos encontramos por primera vez.”
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*Tenía miedo de que, si volvía a lastimarse, te asustaría, así que se escondió en un lugar que consideraba seguro…”