El Chico Dhall ©

Chapter 10: IX



Chapter 10: IX

Capítulo nueve

Aferro mis brazos a la chaqueta que cargo puesta y froto mis manos con mi suéter ancho —¿Por qué

tenía que ser a esta hora? —habló en voz alta —estúpido Neftali, me las va a pagar.

Saco mi móvil del bolsillo de mis pantalones de pijama y veo la hora.

Cinco treinta y cinco de la mañana. Content © copyrighted by NôvelDrama.Org.

Mis oídos captan unos pasos cerca provenientes de mi este y no tengo ni que voltear para saber de

quién se trata.

—Hola —su tono de voz es suave —¿Cómo has estado?

Junto mis cejas y sonrío irónica —No sé si darte las gracias por salvarme de algo fuera de mi liga o no

dártelas por lo que hiciste —me giro para quedar cara a cara —quiero hacerte una pregunta, Neftali.

—Has lo que consideres oportuno.

—¿Por qué le dijiste a mi padre que tu y yo somos novios? Cuando sabes perfectamente que no es

así, necesito una explicación.

Pasa una mano por su cabello de forma nerviosa —Porque sé que somos mates, en mi interior lo sé,

además de que siempre te he querido y tú lo sabes.

Niego y tomo el puente de mi nariz —¿Puedes dejar de pensar que eso es cierto?

—¡¿Cómo quieres que deje de sentir esto que siento?! Yo no mando sobre el corazón... —remoja sus

labios y coloca sus manos en sus caderas —Te digo que siempre te he querido, te respeto, te valoro,

te hago caso en todo, porque ayer cuando me dijiste que me dejarías de hablar me entró una presión

inmensa en el pecho y aun así con solo un mensaje de ese idiota logras caer en su maldita trampa

para terminar siendo una cualquiera que cae en sus red...

Un sonido seco suena por el lugar y lo señaló aún sintiendo el dolor del impacto de mi mano en su

rostro —Te acepto que me des consejos para no acercarme a él, te acepto que lo llames como tu

quieras, te acepto que le mandaras mensajes diciéndole que yo no era para él, incluso acepto que

estés enojado conmigo por hablar con él, pero lo que no te voy a aceptar es que me digas que soy una

cualquiera, Neftali Díaz —retrocedo sintiendo mi enojo cambiar el frío que tengo por calor.

—Jexi, yo...

Levanto mis brazos y los extiendo —¡¿Tú qué Neftali?! ¡¿TÚ QUÉ?!

—Jexi lo siento, me pase, pero es que cuando recordé esos mensajes me puse muy celoso y no pude

pensar con claridad. Ven y hablemos como personas civilizadas, por favor.

Niego y me giro en dirección a mi hogar —No hay nada de que hablar, Díaz —lo observo por encima

de mi hombro —además, agradecería que resolvieras el mal entendido con mi papá, porque... A la

persona que llamas idiota y mujeriego por naturaleza es mi mate —mis pies se dirigen hacia la casa y

a unos cuantos metros me freno —y espero que esto quede entre nosotros, porque él no lo sabe.

...

Muevo de un lado a otro la ensalada que mi madrastra hizo con tanto cariño para mí mientras espero

que Quero aparezca con sus miles de preguntas y quejas del por qué su mejor amigo está decaído y

ni siquiera me mira.

No me queda de otra que decirle la verdad.

El timbre que indica la hora del receso suena y mi corazón se acelera al ver el montón de gente

aparecer en la cafetería, mis ojos buscan a mi amiga y trago grueso cuando la veo dirigirse a mí con

una mirada de pocos amigos.

Aquí viene en tres... Dos... Uno...

—Quiero saber que le hiciste a Neftali para que este tan decaído y no quiera ni venir a comer con

nosotras —me señala mientras toma asiento —quiero la verdad, Jexi.

Suspiro y cierro mis ojos, llevo las manos a mi cabello y lo sacudo frustrada —¿Te acuerdas del

problema con mi laptop? —ella asiente —mi padre la llevo al lugar donde trabaja Neftali para que

revisaran que era lo que estaba haciendo en la madrugada. Ayer cuando me fui detrás de él tuvimos

una discusión y pensé que mi padre igualmente se enteraría de lo que había en el ordenador, porque

él no me quería ayudar.

—¿Pero qué cosas importantes tenías en ese computador para que te pusieses así de loca?

—Una conversación en Facebook.

Sonríe —Si tú no sabes ni usar bien esa app, ¿cómo que una conversación en Facebook? No

entiendo.

—Déjame terminar —juego con mi cabello —al parecer, al final Neftali si me ayudo, pero de la peor

forma, le dijo a mi papá que somos novios y aparte, a la persona con la que yo estaba hablando le dijo

un montón de cosas groseras y, siendo franca, él no tenía por qué tocar mis cosas, ya que yo a él no

le toco ni el pelo de la cabeza...

Me corta —Pero no veo que hay de malo en que dijese que es tu novio si ninguno de los dos tiene

mate, están solteros y perfectamente pueden estar juntos, además eso de los mensajes me parece

una tontería.

—Quero, tu mejor amigo me dijo que era una cualquiera solo por hablar con otro chico, ¿te parece

normal?

Junta sus cejas confundida —No creo que Neftali haya dicho algo así.

—Pues créelo, porque es cierto y no te estoy mintiendo.

—Te creo, pero se me hace difícil pensar que Neftali haga ese tipo de cosas —ella se acerca a mí —Y

aquí entre nos, ¿con quién estabas hablando? —menea sus cejas —para que tu enamorado se

pusiera así de celoso —bromea y ruedo mis ojos.

—Con un romeo acosador —me cruzo de brazos sintiendo la presión de antes desaparecer por lo bien

que ella se lo está tomando —¿puedes creer que adivino donde vivo y ayer estuvo horas de pie frente

a mi casa? Él definitivamente está loco.

—¡¿CÓMO?! —grita llamando la atención de todos en la cafetería, sonríe nerviosa y espera a que la

mayoría vuelva a lo suyo para seguir hablando —cuéntame más, quiero detalles, ¿es lindo? ¿tiene

buena apariencia? ¿lo conozco?

—Respondiendo a tus preguntas; no, sí y sí.

Sus manos reposan sobre la mesa esperando a que le cuente más y observo mis manos temblorosas.

Creo que es hora de contarle.

—Quero —levantó la mirada dando con sus ojos brillosos.

—¿Sí?

—Hay algo que te tengo que decir.

—¿Sí?

—El romeo acosador con el que estoy hablando —asiente lentamente prestándome suma atención —

esa persona de buena apariencia que conoces...

—¡MUÉVETE QUE NO AGUANTO LA INTRIGA, JODER!

Otra vez la gente se nos queda viendo y tapo mi rostro esta vez pensando en si decirlo de verdad,

porque es obvio que el grito que pegara se escuchara hasta la salida.

Díselo, si no lo haces después va a pensar que no confías en ella y eso puede arruinar tu amistad con

la gritona de Quero. Así que, valor amiga, ¡échale ganas!*

Tienes razón.

La pregunta seria cuando no la tengo, cara almendra.*

—En fin, esa persona —hago una pausa haciéndome la interesante —es mi mate —cierro mis ojos

esperando un grito por su parte, pero simplemente me ve directamente sin poder creer lo que digo. Tal

vez no fue mucha emoción —y esa persona es... Elián Dhall —digo rápidamente y ella deja caer su

mandíbula.

Ahora si se viene el grito.

Ahora sí.


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